El Manifiesto Cluetrain habla de cómo Internet cambió por completo la manera en que las personas se comunican, tanto entre sí como con las empresas. Ya no se trata solo de vender productos o lanzar anuncios, sino de entablar conversaciones reales, humanas y honestas.
Los mercados ya no son masas silenciosas: ahora son personas conectadas, que se comunican entre ellas y saben mucho más de lo que las empresas creen. Esas personas buscan autenticidad, no discursos ensayados ni frases vacías. Quieren que las compañías hablen claro, escuchen, respondan y sobre todo, que les importen las mismas cosas que a ellos.
También se menciona que dentro de las empresas pasa lo mismo: los empleados quieren hablar, colaborar y aportar, no solo seguir órdenes. Las herramientas digitales (como los intranets o redes internas) les permiten conversar entre sí y compartir conocimiento, pero muchas veces los jefes intentan controlar o limitar esas conversaciones por miedo.
El mensaje principal es claro: si las empresas no aprenden a comunicarse de verdad, con una voz humana y cercana, van a perder relevancia. Los consumidores ya no se conforman con publicidad llamativa; quieren relaciones reales, honestas, transparentes. Si una marca no ofrece eso, hay miles más que sí lo harán.
En resumen: las empresas necesitan dejar de hablar como robots, bajarse del pedestal, unirse a la conversación y formar parte de una comunidad real. Si no lo hacen, simplemente se van a quedar atrás
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